En aquel atardecer del 8 de mayo de 1884, en el momento de entrar en el convento de Ntra. Sra. de la Victoria, doña Carmen y sus primeras compañeras oran ante el altar de la Capilla de San Francisco de Paula. El amor de Dios las llama: la irrevocable entrega al Señor y a los hermanos centra la plegaria... Con una emoción penetrada y hecha vida Madre Trinidad, una de las protagonistas, pasados unos cincuenta años del acontecimiento relata con una emoción penetrada y hecha vida: "Entramos, al anochecer del día ocho de mayo de mil ochocientos ochenta y cuatro, Madre Fundadora, madre Patrocinio, sor Francisca y yo. Al llegar, nos llevó directamente a la capilla de san Francisco de Paula y nos arrodillamos las tres, quedando en pie Madre Fundadora; y puesta en cruz con las manos sobre nuestras cabezas, nos dijo: –Hijas mías, ¿me seréis fieles en la obra que vamos a empezar? – Y todas, con lágrimas en los ojos, llenas de grandísima emoción, nos quedamos silenciosas, ...
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